6/3/09

Retratos

Es imposible caminar por el malecón de Pacasmayo sin dejar de admirar el talento del “pintor de rostros que dejan rastros”.

Todo a su alrededor es Magia…es Arte. El balcón de una casona vieja se convierte en su taller al aire libre; el suelo o una tablilla desgastada, en el caballete que necesitará para que con el carboncillo pueda, por fin, plasmar toda su arte sobre el cartón.



Él se encarga de que no perdamos el rastro de rostros como el de Bob, Gandhi o Jhon; pero también de que rostros como el tuyo o el mio empiecen a dejar sus primeros rastros.

0 comentarios: