7/12/08

Estación Sicuani


Un pasaje con fecha de ida, un par de mochilas, “El principito”, mucho temor a lo desconocido pero también muchas ganas de de encontrarme con todos aquellos a quienes sólo conocía en mi imaginación.

Lima-Cusco-Sicuani sería la ruta para esta gran experiencia de vida.


Con algunas horas de retraso, pude llegar por fin a Sicuani; no sabía mucho de este lugar, no sabía que iba a encontrar, no sabía como eran los voluntarios y los niños con los que conviviría casi tres meses. Sin embargo, debo admitir que desde que pisé el Terminal de buses, empecé a sentirme como en casa.


Es increíble el calor humano que pude encontrar en este lugar, personas a las que apenas conocía que estaban con el corazón abierto para brindarte su apoyo; niños que, a pesar de su corta edad, te daban grandes lecciones de vida, y paisajes completamente mágicos que hacían que cada día fuera único.



Debo admitir que Sicuani cambió mi manera de ver la vida. Me enseñó a descubrir que en las pequeñas cosas está la esencia de la vida, que “no se ve bien más que con el corazón; que lo esencial es invisible para los ojos”.




Gracias a todos por esos maravillosos días…siempre los recordaré.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha emocionado encontrar tu blog, ver las fotos y leer que alguien escriba así sobre Sicuani. Para mí Sicuani también significa mucho, es parte importante en mi vida y ha cambiado mi percepción sobre muchas cosas. Estuve viviendo ahí por 5 semanas en un programa de voluntariado, así que también aprendí mucho de la gente, de los niños, de las aventuras, del poco dinero para aventurarnos a Tinta, a Combapata. Realmente hermoso :)